La diosa íbera, herencia de Tanit, artemisa, Démeter, diosa de los ciclos anuales encarna el profundo vínculo entre la tierra, el sol y la esencia femenina, representando el pulso de la naturaleza y el tiempo cíclico. Su figura, con el eterno brotar de lo femenino, emerge para el equinoccio de primavera, símbolo del despertar de la vida y del poder de renovación, reflejando no solo el ciclo del año, sino también los ritmos femeninos que, como las estaciones, responden a la llamada de la naturaleza.

La figura arquetípica, conocida en arqueología como "ánodos", es evocada aquí como un prótomo, una manifestación de lo divino en transición. En estas piezas, el busto emerge como una flor a punto de abrirse, uniendo simbología vegetal y animal, y recordándonos ese momento universal y antiguo donde la vida se despliega en su primera plenitud.

Ramos, R. (1989). Nuevos hallazgos en la alcudia de elche. Archivo Español De Arqueología, 62(159), 236.

A.M.Ronda Femenia,(2022). Mujer y divinidad: la huella arqueológica del eterno femenino. Apasionadas, mujeres y devociones.-(Escritoras y escrituras), 87-108.